Un cartero se despide de sus vecinos con una carta
Después de cinco años repartiendo el correo por el barrio de El Zapillo, en Almería, Manuel Carmona tenía que decir adiós. Este licenciado en Geografía había encontrado más futuro en las cartas que en los mapas y se había convertido en un cartero querido por muchos vecinos. Pero su destino cambió cuando aprobó las oposiciones y le asignaron una plaza en Granada.
Manuel no quería irse sin más, sin agradecer a esas personas que le habían hecho el trabajo más llevadero y agradable. Así que se le ocurrió una idea: escribirles una carta de despedida. Una carta en la que les expresaba su gratitud y su afecto, y les decía “hasta pronto”.
La carta del cartero
Manuel cogió su máquina de escribir y redactó una carta que empezaba así: “Queridos vecinos, hoy es el último día que me verás por el barrio, ya que recientemente he aprobado las oposiciones, y me han dado plaza fuera de Almería, aunque no muy lejos, en Granada”. En ella, recordaba los momentos compartidos con ellos, desde los saludos cordiales hasta las confidencias íntimas. “Han sido cinco años de vernos casi a diario, de llamar a tu puerta y que me recibieras con agrado y una sonrisa, de intercambiar unas palabras e incluso alguna confidencia”, escribía.
Manuel firmó cada una de las cartas y las repartió junto con el correo habitual en su último día de trabajo. No pudo entregar una carta a cada vecino, porque eran más de 2.500 casas en su ruta, pero sí hizo una lista de las 130 personas con las que tenía más contacto.
La reacción de los vecinos
Algunos vecinos leyeron la carta ese mismo día y salieron a buscar a Manuel por la calle para darle las gracias. “Un hombre vino a por mi y me dijo que le había emocionado”, cuenta Manuel. Otros le mandaron mensajes por redes sociales o a través de su grupo de música, Lepanto. Todos le felicitaban por su gesto y le deseaban lo mejor en su nueva etapa.
Manuel se sintió muy satisfecho por haber podido despedirse de esa forma tan personal y original. “No buscaba que me regalasen el oído”, explica Manuel, “lo hice porque pienso que esas personas me hicieron el trabajo agradable y necesitaban una despedida”… Y que mejor que hacerlo entregándoles una última carta donde el remitente es el cartero.
