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Qué fuerte: La verdadera razón por la que Alessandro Lequio ha sido despedido fulminantemente de Telecinco

Alessandro Lequio: rostro habitual de la televisión rosa.

Durante más de veinte años, Alessandro Lequio ha sido una figura constante en la parrilla televisiva de Telecinco. Con su inconfundible acento y un estilo entre irónico y mordaz, el aristócrata italiano participó como tertuliano en espacios emblemáticos como El programa de Ana Rosa o Vamos a ver.

Su presencia aportaba ese toque de clase polémica que tanto gusta a la prensa rosa, donde ha ejercido de comentarista, protagonista e incluso juez no oficial de la moral ajena. No obstante, su vida privada, desde hace décadas expuesta al foco mediático, ha tenido más sombras de las que su imagen televisiva dejaba entrever.

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Lequio no solo era conocido por su rol como colaborador, sino por una biografía sentimental que lo ligaba a nombres como Antonia Dell’Atte o Ana Obregón. Los medios han seguido de cerca sus relaciones, rupturas y controversias, que han terminado por moldear su personaje público.

En particular, su tormentosa relación con Dell’Atte fue durante años objeto de titulares, aunque muchas veces sin la profundidad o el rigor que merecía. Ahora, el pasado que parecía olvidado vuelve a cobrar relevancia con consecuencias que trascienden lo mediático.

Aunque su estilo elegante y su apellido le garantizaban cierta inmunidad en plató, los tiempos han cambiado. El relato de las mujeres empieza a tener mayor peso que las alianzas internas de los medios. Y en ese nuevo escenario, incluso un colaborador veterano como Lequio puede quedarse fuera del guion.

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Un punto de inflexión en Mediaset.

Según ha revelado el diario El País, Mediaset ha prescindido de Alessandro Lequio tras una revisión interna motivada por las declaraciones de su exmujer, Antonia Dell’Atte. Aunque la modelo italiana llevaba años denunciando públicamente el maltrato que sufrió, fue su reciente entrevista en ese mismo medio la que activó las alarmas en el grupo de comunicación. La empresa solicitó al abogado de Dell’Atte la documentación judicial que respaldaba su testimonio y evaluó con detalle el caso.

En 2024, Lequio había demandado a Dell’Atte por calumnias, tras ser calificado públicamente como “maltratador”. Sin embargo, el Juzgado de Instrucción número 35 de Madrid archivó la causa a favor de la modelo. La jueza consideró que las pruebas y declaraciones eran consistentes con los hechos narrados y que, por tanto, ella no mentía. Aunque no hubo una condena penal contra el tertuliano, el fallo judicial sí respaldó la credibilidad de la víctima.

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Este contexto llevó a Mediaset a tomar la decisión de poner fin a su relación con el colaborador. Tras décadas en antena, Lequio queda así fuera de la cadena que le dio una plataforma constante desde los años 2000. Una decisión que marca una ruptura con el pasado reciente de Telecinco y abre un debate sobre el papel de los medios en la violencia machista.

La voz de Dell’Atte, por fin escuchada.

Minutos después de conocerse la noticia, Antonia Dell’Atte intervino en directo en el programa No Somos Nadie, visiblemente emocionada. “A mí me ha ayudado Dios porque he estado sola”, dijo entre lágrimas, mientras celebraba con una copa de vino la resolución de lo que calificó como una larga batalla. “Estoy contentísima”, confesó, recordando que llevaba casi cuatro décadas esperando ese momento de reconocimiento.

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En conversación con las periodistas María Patiño y Carlota Corredera, Dell’Atte relató un episodio casi místico: ese mismo día había leído un pasaje de la Biblia que le decía “ponte la corona de la victoria”. Cuando su abogada le confirmó que Mediaset prescindía de Lequio, sintió que la justicia, al menos simbólica, se había hecho. Aunque el proceso no le devolvía los años sufridos, sí ponía fin a una etapa marcada por el silencio y la impunidad mediática.

“Perdono todo, no tengo venganza. Tengo que disfrutar con mi familia, con mi hijo, que siempre me ha apoyado», añadió la modelo. Con estas palabras, subrayó la importancia de que se escuche a las víctimas y se les dé espacio sin revictimizarlas. También pidió apoyo para quienes todavía no pueden alzar la voz. “La víctima no se tiene que revictimizar, esto es un antes y un después para otras víctimas”, concluyó.

Cuando la televisión también castiga.

La salida de Alessandro Lequio no es un caso aislado en la televisión española, y mucho menos en Telecinco. En los últimos años, varios rostros conocidos han sido apartados de la cadena, ya sea por decisión empresarial o por polémicas que afectaban a su imagen pública.

Uno de los casos más sonados fue el de Paz Padilla, cuyo contrato fue rescindido tras una discusión en directo con Belén Esteban. Aunque posteriormente fue readmitida, el incidente evidenció las tensiones internas y los cambios de criterio en la gestión de personal.

Otro nombre clave en esta lista es Antonio David Flores. El exguardia civil fue vetado de Telecinco tras la emisión de la docuserie Rocío: contar la verdad para seguir viva, donde Rocío Carrasco lo acusaba de malos tratos y manipulación psicológica. Su salida marcó un punto de inflexión en la manera en que los realities y programas del corazón trataban los temas de violencia de género. El caso dividió a la audiencia, pero fue contundente en su desenlace profesional.

También cabe mencionar a Jesús Mariñas, histórico periodista del corazón, que fue eliminado progresivamente de las parrillas de Mediaset en sus últimos años de carrera. Aunque su salida no estuvo ligada a una polémica específica, sí reflejó el cambio generacional y de tono que la cadena estaba intentando abordar. La televisión de plató gritón y comentario hiriente comenzaba a perder terreno frente a formatos más controlados.

En este contexto, el caso de Lequio no solo es una decisión empresarial, sino también un gesto simbólico de hasta qué punto la televisión está dispuesta a revisar sus propias dinámicas. Si antes se premiaba la polémica sin importar su origen, hoy el mensaje es distinto: los relatos de las víctimas sí importan, y las pantallas ya no están disponibles para quienes las utilizaron como refugio de impunidad.