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Belén Esteban la lía con lo que insinúa sobre la nariz de Lucas, de Andy y Lucas

Lucas, el alma intensa del dúo.

Durante más de dos décadas, Lucas ha sido el cincuenta por ciento de Andy y Lucas, el popular dúo gaditano que marcó una generación con su mezcla de pop, flamenco y letras emocionales. Su energía sobre el escenario y su forma directa de expresarse lo convirtieron en una figura reconocible, no solo por su música, sino también por su carácter fuerte y a veces impredecible. Fuera del foco, Lucas se ha mantenido reservado en algunos aspectos de su vida personal, pero siempre ha sido claro cuando le tocaba defender su versión de los hechos. Su personalidad ha contrastado con la de Andy, mucho más comedida, lo que ha dado pie a roces a lo largo de su carrera.

Lucas nunca fue de quedarse callado. Quienes lo conocen lo describen como apasionado, leal con los suyos y con un sentido de la justicia muy marcado. Durante los años de giras, discos y entrevistas, su presencia era tan arrolladora como su voz. Y aunque los éxitos llegaban uno tras otro, no todo era armonía tras bambalinas. La tensión entre ambos miembros del dúo fue creciendo en silencio hasta hacerse insostenible. Lo que para muchos era una separación amistosa, pronto demostró tener matices mucho más oscuros.

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En contraste con su compañero, Lucas ha asumido un papel mucho más frontal en el relato de la ruptura del grupo. Mientras Andy optó por una salida discreta y centrada en su nueva etapa en solitario, Lucas ha decidido hablar claro, sin filtros, señalando los problemas acumulados con la misma contundencia con la que solía pisar el escenario. Y cuando habla, no deja lugar a dudas: su versión de los hechos es firme y con cifras en la mano.

El conflicto sale a la luz.

La primera chispa encendió la mecha en El Hormiguero, donde Andy decidió dar su versión tras lanzar su primer single sin Lucas. “Libre. Me sentía libre”, confesó al recordar cómo se sintió al desligarse del proyecto conjunto. Para él, los últimos meses habían sido especialmente duros, marcados por una pelea en mayo que, aunque no llegó a los golpes, dejó heridas profundas. Reconoció que Lucas lo ayudó económicamente en momentos difíciles, pero dejó entrever que también hubo una dinámica que lo asfixiaba, tanto en lo personal como en lo profesional.

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Sin embargo, la bomba real estalló días después. Lucas, en una entrevista sin pelos en la lengua, aseguró que su excompañero le debía una suma considerable: “Cuando la COVID necesitaba dinero, le dejé yo 60.000 euros y todavía no me lo ha devuelto”. Y no se quedó ahí. Lo acusó de tener una ética de trabajo cuestionable: “Siempre ha sido un vago. Se levanta a las 3 de la tarde”. Su tono era el de alguien visiblemente dolido, con ganas de ajustar cuentas no solo emocionales, sino también económicas.

En su intervención, Lucas pasó al ataque con datos que pretendían desmontar las afirmaciones de Andy sobre supuestos bajos ingresos. “Ha ganado casi 450.000 euros de la gira. Todo esto lo puedo demostrar con papeles”, sentenció. Además, lo acusó de no haber invertido nada en la promoción de los conciertos y de tener un entorno “venenoso” que lo estaba malaconsejando. “Es que es tonto. Tiene un séquito al lado que es veneno puro”, afirmó con contundencia. El cruce ya no era solo de declaraciones: era un campo de batalla.

Una nariz en el centro del huracán.

En medio de este enfrentamiento musical y financiero, un tema aparentemente superficial adquirió protagonismo: la nariz de Lucas. Andy se permitió una broma al respecto durante su entrevista en televisión, lo que avivó la conversación en redes. La imagen del cantante, sometido a varias cirugías, se convirtió en objeto de debate público. Pero fue una figura inesperada la que salió en su defensa.

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Belén Esteban, siempre dispuesta a posicionarse con claridad, no tardó en mostrar su apoyo. “Yo estoy con Lucas y me parece vergonzoso. Una cosa es comentar y otra cosa es hartarse”, dijo durante su intervención en Ni que fuéramos. Para la colaboradora, las críticas estaban cruzando líneas peligrosas, y no dudó en condenar el linchamiento mediático que, a su juicio, sufría el artista gaditano. Su intervención cambió el tono de la conversación y le dio un giro inesperado al asunto.

Y por si no fuera suficiente, Belén soltó otra bomba: “¿Sabéis lo que ha dicho el otro día en Sonsoles? Dijo que cuando se tuviera que hacer lo que se tenga que hacer en la nariz lo va a mostrar cobrando”. Lejos de ofenderse por el revuelo, Lucas recogió el guante y confirmó la información. Si su imagen había sido utilizada para el escarnio, ahora sería él quien controlara el relato… y los beneficios.

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Monetizar el drama.

El propio Lucas se puso en contacto con el programa para reafirmar su decisión: “Después de todo el sufrimiento que he pasado, si alguien quiere ver mi operación después de la operación, la va a ver pagando”. La frase, tan cruda como reveladora, resume bien el momento que vive el cantante. Ha pasado de ser objetivo de burlas a dueño de su historia, incluso si eso implica convertirla en espectáculo. Como si dijera: si hay morbo, que al menos sirva para algo.

Lo cierto es que estas palabras no han pasado desapercibidas. En redes, las opiniones se dividen entre quienes aplauden su sinceridad y quienes consideran que todo esto es parte de una estrategia para mantenerse en el foco. Pero nadie puede negar que Lucas ha sabido jugar sus cartas. Y mientras Andy guarda silencio y se vuelca en su música, él elige un camino mucho más combativo.

La Esteban, altavoz involuntario.

Las declaraciones de Belén Esteban no solo hicieron ruido: desataron una tormenta. Su apoyo incondicional a Lucas encendió aún más el debate en platós y redes sociales, dividiendo a seguidores y generando titulares a diario. Muchos aplaudieron su valentía al alzar la voz por su amigo, mientras otros cuestionaron si no estaba echando más leña al fuego. Lo cierto es que su intervención no fue inocua.

A partir de ese momento, cada nuevo comentario sobre la cirugía o la deuda se convirtió en combustible para un enfrentamiento ya de por sí tenso. La historia de dos amigos de Cádiz que conquistaron escenarios ahora parece avanzar por caminos irreconciliables. Y aunque ambos insisten en querer pasar página, el pasado sigue pisándoles los talones… y vendiendo titulares.