Increíble suceso.
El aeropuerto de Orly, en París, fue escenario de una situación insólita y alarmante este viernes, cuando un pasajero del vuelo Iberia 578 con destino Madrid protagonizó un incidente que dejó a la tripulación y a los viajeros en estado de shock. Según testigos presenciales, el hombre, visiblemente alterado, agredió a un azafato antes de abrir una de las puertas de emergencia y lanzarse al vacío desde la aeronave.
La rapidez con la que se desarrollaron los hechos obligó a activar de inmediato los protocolos de seguridad del aeropuerto. Según recoge Escudo Digital y ha confirmado El HuffPost, «en escasos minutos» diversas dotaciones de ambulancias y efectivos policiales se desplazaron hasta la pista para atender la emergencia.
Sin embargo, hasta el momento «se desconoce el estado de salud del pasajero», mientras que algunos de los presentes sufrieron crisis nerviosas por el impacto de la situación. Entre los viajeros se respiraba un clima de confusión y miedo, especialmente cuando la aeronave quedó despresurizada de manera repentina, dejando a todos los presentes sumidos en la incertidumbre.
Un comportamiento errático y un vuelo marcado por la tensión.
Los primeros testimonios recogidos entre los pasajeros del vuelo revelan que nadie alcanzaba a comprender del todo lo que acababa de ocurrir. «No encuentran explicación al suceso que estuvo a punto de convertirse en siniestro aéreo», señalan algunas de las fuentes consultadas. Varios de los testigos describen al pasajero como un joven que se mostraba visiblemente alterado desde el momento del embarque. Según relatan, había tenido problemas a la hora de acceder al avión y no paraba de insistir en sus supuestas relaciones familiares con empleados de Iberia para conseguir un trato preferente.
Su nerviosismo era evidente, lo que llevó a la tripulación a tomar medidas para controlar la situación antes del despegue. En un intento de mantener la calma a bordo, el personal de cabina decidió reubicarlo en la parte trasera del avión, bajo la vigilancia de un azafato. Sin embargo, esta precaución no evitó que el episodio derivara en agresión. «Se mostraba muy nervioso y la tripulación tuvo que situarlo en la parte trasera del avión vigilado por un azafato que, finalmente, fue agredido antes del salto a la pista», explica uno de los testigos.
Una crisis de gestión que indignó a los pasajeros.
Más allá del impacto del incidente en sí, otro de los aspectos que más indignación ha generado entre los pasajeros ha sido la respuesta de la aerolínea. Varios viajeros han expresado su malestar por la falta de atención recibida tras el suceso. «Desalojados del avión tras más de dos horas en su interior, sin agua y ningún tipo de atención», explican algunos afectados, que critican la ausencia de información clara sobre lo que estaba ocurriendo.
La espera prolongada, unida al desconcierto generalizado, dejó a muchos pasajeros en una situación de indefensión. Según algunos testimonios, «muchos tuvieron que hacer noche en las cercanías del aeropuerto de Orly», sin recibir ningún tipo de asistencia ni compensación por parte de Iberia. Esta gestión ha desatado una ola de críticas en redes sociales, donde los afectados han compartido su frustración por lo sucedido.
El comandante del vuelo, visiblemente impactado por lo ocurrido, resumió el sentir general con una frase que refleja la gravedad del episodio: «Nunca había visto nada así en su vida». Ahora, mientras las autoridades investigan lo sucedido y el estado del pasajero que protagonizó el incidente sigue siendo una incógnita, Iberia deberá hacer frente a las quejas de quienes vivieron esta insólita experiencia en primera persona.