Trágico suceso.
La sociedad se conmueve ante las tragedias. Cuando alguien muere por causas inevitables, como el paso del tiempo, podemos aceptar la pérdida con resignación. Pero hay situaciones en las que el dolor se multiplica por la inesperada desaparición de una persona que era un referente para muchos, como Rosalía Dans.
En las profundidades del corazón de Galicia, una estrella del arte y la interpretación, Rosalía Dans, ha dejado un vacío imposible de llenar con su partida a la edad de 68 años. El lunes, el Ayuntamiento de Curtis, en la provincia de A Coruña, anunció la triste noticia, marcando el fin de una era para la comunidad artística local y para los admiradores de su talento en toda España.
El adiós a una actriz legendaria.
Nacida en el seno de una familia donde el arte fluía en la sangre, hija de la renombrada María Antonia Dans, Rosalía no solo heredó el nombre de su madre, sino también su pasión por la creatividad y la expresión. Su ascenso al estrellato no fue un golpe de suerte, sino el resultado de su innegable talento, que se manifestó brillantemente cuando encarnó a Rosario en la aclamada serie de TVE de 1982, ‘Los gozos y las sombras’. Este papel fue solo el comienzo de lo que se convertiría en una carrera televisiva emblemática.
Durante la década de los ochenta, Rosalía se convirtió en una figura familiar para los espectadores españoles, apareciendo en series que definieron una era, como ‘Anillos de oro’, ‘Goya’, ‘Las aventuras de Pepe Carvalho’ y ‘Lorca, muerte de un poeta’. Su versatilidad como actriz también la llevó a la gran pantalla, donde su actuación en ‘Amanece, que no es poco’ de José Luis Cuerda, sigue siendo recordada con cariño por los cinéfilos.
El legado de Rosalía Dans no se limita a su carrera en la actuación. Después de retirarse de la pantalla en los años noventa, se sumergió en el mundo de la pintura, una pasión que había cultivado en silencio. En 1986, presentó su primera exposición, demostrando que su arte podía trascender más allá de las cámaras y los escenarios, tocando las almas a través de los lienzos.
El Ayuntamiento de Curtis ha expresado su más profundo pesar por la pérdida de una mujer que, con su constante interés y dedicación, se comprometió con el bienestar de su pueblo natal y sus habitantes. La comunidad recuerda a Rosalía no solo como una artista, sino como una hija de Curtis que siempre tuvo presente sus raíces y la importancia de dar vuelta a la comunidad.
En un tributo a su legado y al de su madre, la semana pasada se inauguró la casa-museo de María Antonia Dans en Curtis. Rosalía, en un acto de amor y respeto hacia su madre y su herencia, colaboró en la adquisición de la casa y el terreno que ahora albergan este museo. Este espacio no solo honra la memoria de María Antonia, sino que también se ha convertido en un santuario para el arte, donde la obra de otros artistas puede brillar, perpetuando así el espíritu de generosidad y apoyo al arte que Rosalía y su madre personificaron. La partida de Rosalía Dans deja una huella indeleble en el mundo del arte y la cultura, pero su espíritu, su pasión y su legado continuarán inspirando a generaciones futuras.
