Brian Coldrick, es un ilustrador irlandés que usa, de manera recurrente, a los monstruos y la oscuridad como protagonistas de su célebre webcómic de terror, del que ya ha sacado un libro: «Behind You: One-Shot Horror Stories«. Su inspiración viene de su amor por las películas, libros y demás historias de este género. «Antes de empezar a hacer esto estuve leyendo historias de encuentros supernaturales en sitios como Reddiy y varios Creepy Pastas, la versión de internet de las historias de miedo», comentó Coldrick.
El artista dibuja a mano los personajes, pero crea los fondos con Photoshop, añadiendo texturas y las animaciones. «Casi siempre empiezo primero con la imagen, pero a veces me surge una frase en la mente y trabajo desde ahí. El primer paso es un elemento, no una historia coherente. Al principio quería dibujar ciertos monstruos en particular, pero ahora es más sobre la situación: una cocina de noche iluminada por la luz de la nevera, un ascensor en el metro… A veces algo más oscuro, como la soledad o la ansiedad que emergen cuando no hay nadie alrededor».
Hoy os traemos 30 de sus mejores y más terroríficas ilustraciones animadas, y procurad no verlas solos y de noche. Por si acaso.
1. Todos se habían ido a casa, pero aún había más trabajo que hacer. Si alguien más se lo tomara en serio, no estaría solo
2. Era un día para pasarlo en casa
3. Siempre de cháchara y riendo, los malditos vecinos nunca se callan
4. Le encantaba tener la casa para él solo
5. Qué hambre, me muero de hambre. Levantado en mitad de la noche para encontrar algo que comer
6. Era el último hermano que quedaba y la casa al fin era suya. Pero no parecía el mismo sitio ahora que las habitaciones estaban vacías
7. Se dio cuenta de que las farolas se apagaban una a una cuando pasaba bajo ellas, como si la estuvieran esperando
8. Esta había sido su habitación
9. A mitad de cruzar el túnel, se encontró una vela, ya estaba encendida
10. ¿Se acostumbraría a este lugar, lo llamaría hogar? Otros muchos lo habían hecho durante los años
11. Pensaba que tenía la sala entera para él. Pero luego escuchó una risa. ¿Una voz, dos, más?
12. Decidí estar levantado toda la noche. Evitaría esos sueños totalmente
13. Puede que tuvieran buen aspecto en una foto, pero nunca se sabe cómo son realmente
14. Os lo juro, algún día estas escaleras acabarán conmigo
15. Los que llamaban de noche eran lo peor. Este solo decía una y otra vez «escucha mi voz y estaré contigo»
16. Ella vivía arriba del todo. Nunca decía ni hacía nada, pero aún así, odiaba compartir el ascensor con ella
17. Las madres ya no dejan a sus hijos venir aquí. Nadie viene aquí. Es el lugar perfecto para estar solo
18. Nunca había visto a ninguno de los vecinos usar el puente, pero esta noche lo encontró abierto y no pudo resistirse a cruzarlo
19. Era su parte favorita, vaciarlas
20. Le encantaban los puzzles, no podía resistirse a ellos. Pieza a pieza, se mostraban
21. Solo ocurría raramente, pero odiaba cuando tenía que repartir el correo en la zona de Whateley
22. Desde aquí podías verlos pasar
23. Al fin encontró la llave de la antigua guardería
24. El estúpido hospital pensaba que daba miedo. Esta noche demostraría quién manda y pasearía ella sola
25. Era un reto. Podría simular que lo había hecho, pero quería verlo. Así que miró al espejo y dijo la palabra 3 veces
26. Cuando volvió a su barca, aún era el único en la diminuta playa, pero ahora vio otro rastro de huellas junto a las suyas
27. El garaje estaba lleno y vacío. Cuando abrió la puerta del coche, le pareció oír un grito
28. ¿No fue por aquí por donde entré? ¿Cómo se sale de aquí?
29. Era divertido de niño, pero ahora…
30. Una vez debió haber algo aquí. Ahora ya no
31. Normalmente era el único pasajero que quedaba en la última parada
32. En el viejo estudio, detrás de un estante, encontró una puerta. En una pared exterior, a 3 pisos de altura. Ahora quería una llave
33. No debería haber llamado a la puerta de la casa de los Jacobs. Ahí ya no vivía nadie. No debería haber llamado
34. El viento aulló. Esa noche, la casa vacía estaría llena de sonidos mientras se esforzaba en mantener fuera la tormenta
35. En algún momento de la ruta, ya no sentía como si estuviera corriendo, sino como si estuviera huyendo