Vale, evidentemente no es «lo peor». De hecho, el alemán es el lenguaje más hablado en la Unión europea. Pero, sinceramente, a veces es muy gracioso.
Cuando tienes que aprenderlo, descubres que todos sufren por su terrible gramática, en la que muchas palabras raras se unen para crear términos más descriptivos. Algo que provoca que cosas como nombres de tienda o de trabajos sean muy largos y agresivos, auténticos dolores de cabeza. Y no hablemos de la pronunciación de estas palabras larguísimas, un tema aún más sensible.
Como curiosidad, la palabra más larga en alemán tiene 80 letras y es: «Donaudampfschifffahtselektrizitatenhauptbetriebswerkbauunterbeamtengessellschaft». Significa «Asociación de oficiales subordinados de la gerencia de la oficina central de servicios eléctricos de barcos de vapor del Danubio». ¡Menudo trabalenguas!
¿Cuál es tu experiencia con el alemán?